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Haciendas bodegueras: el nuevo concepto residencial al sur de España
Jul 29, 2022

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wineblog

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vivir espacio natural

Los deseos de los amantes de la naturaleza, la gastronomía y el vino fueron escuchados y llevados a la tierra a través de The Wine & Country Club. Los fundadores de este proyecto detectaron la necesidad de una alternativa residencial que se encontrará cerca de los hogares habituales de numerosos amantes de la cultura vitivinícola, pero que además ofrece una solución de vida, con un cambio en su perspectiva y dirección, lo que se tradujo en levantar haciendas bodegueras que incluyen un nuevo modo: el slow life.

¿Cómo lo consiguieron? Con un concepto del país vecino llevado a la realidad española, veamos de qué hablamos.

¿Un château francés? Mejor, una hacienda bodeguera en Ronda

Para aquellos que son fieles seguidores de los château franceses, de grandes dimensiones con kilómetros de viñas, donde el alojamiento está asegurado y no solo de manera temporal, ahí es donde reside la esencia de las haciendas bodegueras de The Wine & Country Club.

Un château francés proviene de la definición de las características arquitectónicas de este tipo de viñedo. Utilizado especialmente en la zona de Bordeaux, y según su traducción literal, significa ‘castillo’. Es decir, esta clasificación estipula que la propiedad debe tener esta forma o ser una edificación histórica. Luego, para que el vino pueda tener la mención de château debe estar elaborado con uvas procedentes de un mismo viñedo de la propiedad. Pero esto ya es requisito propio de esta denominación francesa. 

vendimia en The Wine & Country Club

Traído al terreno nacional, The Wine & Country Club ofrece en España, concretamente al sur de la península, en la inigualable tierra de Ronda (Málaga), fincas que van desde las 5 hectáreas hasta 7, con su personalidad distintiva y cuidadosamente emplazadas en un paisaje de dehesa.

Su arquitectura se define según las preferencias y necesidades de sus propietarios, que podrán elegir entre dos estilos –clásico o contemporáneo–, ambos con exquisita distribución, máxima calidad en los materiales y acabados y con equipamientos de eficiencia energética de última generación. Detrás de estos diseños se encuentra un estudio de referencia, Torras y Sierra.

Todas las opciones residenciales contarán con un viñedo privado, piscina, y la opción de un huerto orgánico.

Hasta 28 opciones donde retornar a una nueva vida más conectada con la naturaleza y el vino, siempre acompañados de un equipo de expertos profesionales que guían a cada propietario en la elaboración de sus propias referencias, ya sea tinto, blanco o rosado, Ana de Castro y su personal de confianza saben encontrar el punto perfecto que crea el vino con la denominación más personal.

Igualmente cuentan con el equipo de Verónique Gladstone para el cultivo y seguimiento de los huertos orgánicos. Yendo siempre al hilo de la temporada, se dispondrá de las verduras y hortalizas más sobresalientes de cada época.

La hacienda bodeguera fetiche de los más exigentes

La Caldera está diseñada para convertirse en el objeto de deseo de los seguidores más fieles del vino en un entorno idílico. La Caldera te sumerge en 750 metros cuadrados divididos en dos plantas que son un auténtico sueño. En su estudiada distribución, que preserva la privacidad, se localizan en la planta principal tres dormitorios decorados en tonos neutros y cálidos, y tres baños que se convierten en auténticos oasis.

Completando el espacio, despacho, biblioteca, un amplio y elegante salón de paredes acristaladas y una cocina-comedor con salida a uno de los múltiples porches que rodean la casa.

Y en la planta baja se localiza la verdadera esencia de la hacienda, la bodega. Esta cuenta con dos estancias, un área de cuidado y almacenamiento del vino y una zona social en la que catarlos con familia y amigos. Junto a ella, un espacio de lavandería, baño, y más zonas exteriores y de aparcamiento.

El punto de conexión entre ambas plantas es un gran patio central rodeado de los impactantes exteriores, que en total suman casi 400 metros cuadrados de paisaje de la dehesa, salpicado de encinas centenarias y olivos.

En definitiva, La Caldera es el espacio en el que vivir y disfrutar de una vida llena de calidad, con vino y naturaleza.