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El ejercicio de la meditación en TWCC
Jun 25, 2021

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wineblog

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vivir espacio natural

La meditación es la práctica diaria que ayuda a tu mente (y cuerpo) a estar más conectado que nunca contigo mismo. La consciencia plena hacia ti no es fácil, la concentración varía y divaga hacia tareas que tenemos que hacer, temas que no se nos pueden olvidar, pero la ayuda hacia uno mismo de focalizar la atención en lo que se está haciendo (en función de lo que marque cada ejercicio) es la mejor manera para despejar la cabeza y contar con mayor claridad.

Los ejercicios orientados a mantener la concentración plena en lo que se está haciendo son muchos. Unos requieren que no te muevas del sitio mientras que otros buscan el movimiento. Al tiempo, unos se focalizan en vivir el momento mientras que otros enfatizan la idea de autoprovocar sensaciones a través de elementos como la visualización.

Para que puedas vivir la experiencia completa que produce la meditación y poder observar sus resultados pasado un tiempo (no muy extenso) elige, de entre los siguientes ejercicios, los que te resulten más inspiradores.

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Ejercicios para meditar  

 

Contar hacia atrás

 

Algo tan sencillo como una cuenta atrás puede ser el mejor comienzo para trabajar tu concentración. Empieza por número altos como 100 o 50 hasta 0. Tu posición ha de ser sentado cómodamente y con los ojos cerrados. De esta forma focalizas tu mente en un elemento concreto de forma que solo piensas en eso y en nada más.

Respiración

 

El ejercicio más básico, que no por ello más fácil, es la concentración en la respiración. Situado en una posición cómoda con los ojos cerrados, tendrás que centrar tu mente en la respiración, nada más. Céntrate en tu propia respiración sin intentar controlarla, focalizándote en el aire entrando y saliendo. Te surgirán diferentes pensamientos, pero no debes intentar bloquearlos sino dejarlos ir y no seguirlos.

Su versión reducida

 

Para aquellos días en los que quizá recibas visita y no puedas dedicarle a la meditación todo el tiempo que te gustaría, existe un ejercicio, propuesto por el doctor Ryan Niemiec, que se puede realizar en cualquier momento. Consiste en la concentración plena en la respiración durante entre quince y treinta segundos, únicamente en este proceso. Siendo la respiración profunda.

 

Recorrido por el cuerpo

 

En una posición cómoda, a poder ser sentado con las piernas flexionadas una sobre la otra, se debe cerrar los ojos y dejar la mente en blanco. En este estado, se va a proceder poco a poco a recorrer con la mente los diferentes grupos musculares prestando atención a las sensaciones que provienen de ellos.

En movimiento

 

Tradicionalmente se ha visto la meditación como algo a realizar de manera estática pero también se puede llevar a cabo en movimiento. Consiste dar paseos mientras te focalizas en las sensaciones que estás sintiendo en ese momento, como el calor del sol, la brisa, el agua si llueve, el roce de las plantas, el movimiento de tus propios músculos, etc.

 

Observación intermitente

 

Este ejercicio consiste, en una posición relajada, primero mantener durante un breve periodo de tiempo los ojos cerrados, estando concentrado en la respiración, para luego abrirlos y pasar a observar lo que rodea. Después se vuelven a cerrar y se analiza todo lo que se ha observado (el cuadro de encima de la televisión, el pájaro que asomaba por la ventana…), se hace una lista y se esperan unos segundos, incluso minutos. Una vez transcurrido este tiempo, se repite el proceso. Con una segunda lista de lo observado en mente, se comparan ambas para apreciar las posibles diferencias.

 

Meditar a través del fuego

 

Otra de las formas de meditación es a través del fuego, que de siempre se ha dicho que es un medio para purificar. Este ejercicio se basa en la focalización de la atención en la llama de una vela, en una posición cómoda, mientras se controla la respiración y se notan las sensaciones de calor y luminosidad. A la vez también puedes hacer una lista de cosas positivas que lograr o mantener, y una de cosas negativas de las que deshacerte, concentrándote en las negativas y las sensaciones que provocan y entregándolas al fuego para observar cómo se queman y desaparecen. Después, te centrarás en las positivas que no quemarás, solo pensarás en ellas.