Felipe necesita de una atención especial, mucho espacio para vivir, grandes cantidades de comida y ejercicio diario para mantenerse sano. Sabes que en The Wine & Country Club eso no es un problema y más con la ayuda que te provee el Club, siempre a tu disposición para echarte un mano en todo lo relativo a él.
Un caballo no es un sencillo animal que requiera pocos cuidados o asistencia. Antes de adentrarse en este mundo, hay que tener muy claro que se dispone del tiempo y los recursos suficientes para mantener en perfectas condiciones al equino.
Primero, es muy importante alimentarle correctamente. Principalmente comen heno, —pero también se pueden introducir en su dieta de vez en cuando grano (avena o pienso dulce)— césped y alfalfa. Realizar una mezcla con diferentes tipos de heno también es bueno para proporcionarle un régimen adecuado. La cantidad de comida estará marcada por el peso del animal, estimando que, si el caballo es de tamaño medio y tiene una actividad normal, lo ideal sería entre 9 y 10 kilos de comida al día, aproximadamente. La periodicidad ha de ser entre 2 y 3 veces al día y nunca antes o después de que el animal haya hecho ejercicio. Y su mejor complemento alimenticio, la sal, ya que les ayuda a un buen equilibrio en sus electrolitos, gracias a los minerales que contiene.
En cuanto a la ingesta de líquidos, un caballo necesita entre 25 y 55 litros de agua al día, dependiendo del tamaño, peso, actividad que realice y del lugar en el que se encuentre.
Para su descanso, hay que tener en cuenta que necesitan espacios como un establo de caballos, de un granero o una cuadra con espacio suficiente para él y su cama. Esta no ha de ser muy dura porque le puede provocar una lesión a largo plazo. Lo mejor es hacerles un lecho de paja, pero hay que prestar atención a que no le provoque una afección respiratoria por las esporas fúngicas que contiene la paja. En caso de que esto suceda, siempre se pueden optar por alternativas como camas hechas con virutas de madera (sin polvo) o cáñamo.
Respecto al lugar donde duermen, también es importante señalar la importancia de la limpieza tanto del comedero como del bebedero del animal (dos veces por semana), renovar la cama que se le haya hecho (una vez por semana), ventilar el espacio y limpiar todos los excrementos.
Para que se encuentren en buena forma, un caballo necesita ejercitarse una hora, cuatro veces por semana. Durante este ejercicio, como si de una persona se tratase, el animal tiene que calentar. La mejor rutina es un paseo de unos 10 minutos. Seguidamente pasar al trote y ya por último galopar.
Cómo cuidar las crines de tu caballo
Un buen cepillado a las crines de los caballos mejora su aspecto y su salud, además de lo relajante que resulta encontrarse a solas con el animal mientras se le peina y desenreda el pelaje, ese momento solo vuestro es único.
Además de desenredar y peinar a tu caballo también hay que retirar los restos de hierba y barro que se pueden depositar en el pelo. La mejor herramienta para esta tarea es una rascadera o un cepillo de raíces que favorecerá la retirada de los restos más grandes. Luego, se puede utilizar un peine dientes anchos, como la bruza, y acabar con un cepillo de crin, que es más suave y se usa para la cabeza y las zonas dónde tienen más hueso, como en las patas. En casos extremos de zonas con pelaje muy enredado, se pueden emplear los dedos para que sea más fácil. Ante todo, obviar las tijeras, ya que es una solución que tardará mucho en volver a la normalidad.
Los cascos, la zona más sensible de tu caballo
Los cascos han de limpiarse cada vez que se vuelve de un paseo, un rápido vistazo para asegurarse que, al tratarse de una zona tan sensible, no ha cogido hongos, o cualquier tipo de anomalía que haga que el equino desarrolle una infección.
También depende del tipo de actividad que realice el animal así como de la asiduidad de los paseos.
Unos cuidados básicos para que tu compañero de paseos por la dehesa esté en las mejores condiciones.