Que te gustaba la montaña y pasear por ella no era nada nuevo, pero ya que The Wine & Country Club te ofrecía tal paraje natural como son las sierras de Grazalema y de Las Nieves quisiste ir un pasito más allá y hacerte todo un experto en trekking. La definición más habitual de trekking es “modalidad de excursionismo que consiste en recorrer a pie largas distancias o zonas determinadas, generalmente de alta montaña y poco frecuentadas por el turismo convencional”. No se trata simplemente de senderismo, sino que hay que contar con unas nociones básicas y conocer bien la ruta que se va a realizar.
Te informaste bien antes de emprender esta aventura y cogiste los primeros pasos necesarios para evitar sorpresas y posibles disgustos innecesarios. En primer lugar, necesitas ser consciente de tu forma física, así como de la dificultad de la ruta. Lo mejor era comenzar por una de primer nivel. Aspectos como la altura, el clima y la duración son factores cruciales. Es importante saber si va a llover, aunque en la zona que te encontrabas eso era complicado, en Málaga solo llueve una media de 50 días al año, aún así, había que asegurarse.
A la hora de preparar la mochila que te iba a acompañar, en ella deben ir los esenciales de agua y comida, esta última en cantidades extra, mejor prevenir que curar. También incluiste protector solar, un pequeño botiquín, una navaja suiza, un mapa, brújula y GPS. A esto se incluían los accesorios que ya ibas a llevar tú encima como el smartwatch, las gafas de sol o los bastones para facilitar el paso. No añadiste más peso en tu mochila ya que tampoco es aconsejable llevar exceso de peso.
En cuanto a la indumentaria, lo mejor son prendas transpirables ya que tejidos como el algodón no facilitan el secado y te sentirías incómodo y pesado.
Por último, antes de salir lo mejor es informarse sobre la topografía de la zona cercana para orientarse mejor.
Senderismo en la Serranía de Ronda
Pues bien, con todo listo para adentrarte en tu primer contacto con el trekking, antes de salir de casa informaste a tu familia de dónde ibas, cuál era la ruta y la duración aproximada, siempre tiene que haber alguien que sepa dónde buscarte.
Una vez emprendiste la marcha, decidiste llevar un paso tranquilo, esto no se trataba de una maratón ni había una meta final a la que llegar cuanto antes. Y cada hora u hora y media, realizar una pequeña parada (5 – 10 minutos) para descansar. El último punto que tenías claro era que no ibas a hacer noche, volver al calor de tu hacienda bodeguera era lo más reconfortante tras la ruta elegida.
Llegar, ducharte, abrir esa botella de tinto que te está esperando desde que finalizó la última cosecha y disfrutarla en la terraza de la piscina con vistas a la sierra por la que has pasado gran parte del día.
A partir de ahí, fuiste incrementando la dificultad de tus rutas de trekking. En poco más de un mes pasaste a la dificultad 2 —hay hasta 4— en la que su característica principal consiste en recorridos de hasta 5.500 metros sobre el nivel del mar. La ruta posee una infraestructura y señalización adecuada y las montañas más altas ya se ven de cerca.
Actualmente te encuentras en el nivel de dificultad 3, el que sobresale por definir rutas en las que se ven algunos tramos desdibujados y el sendero puede ser difícil de seguir. En ocasiones cruza ríos y atraviesa otras dificultades. De momento, suficiente para ti. Más adelante, quizá te adentres en el nivel 4, donde se combina montañismo con escalada en altitudes mayores a 5.000 msnm y sin ninguna infraestructura.
Si has sido capaz de elaborar tu propio vino, ¿qué te impide hacer una ruta de trekking de nivel 4?